*Otro día más, la misma mierda de siempre*
Soul caminaba entre lo que hacia siglos había sido una hermosa Ciudad a la cual la avaricia del Hombre y su deseo de dominar el mundo había hecho envejecer y la habían destruido. Soul no comprendía esa faceta humana, sin embargo, en aquellos momentos, el resto de la especie humana le importaba demasiado poco. Desde hacía varios días vaga sin un rumbo fijo, buscando algo que, irremediablemente, se escapaba siempre entre sus dedos, la Soledad.
En aquellos momentos de absoluta tranquilidad, Soul miraba lentamente cada uno de los edificios que componían la singular belleza de aquellas ruinas, intentando descubrir su pasado y adivinando la vida de las personas que allí vivían. Se las imaginaba personas acomodadas, disfrutando de la vida que la Compañía Shinra les ofrecía a cambio de la muerte del planeta, sin embargo, esto último no lo sabían. Soul pensaba que hubiese pasado si los habitantes hubiesen sido conscientes de lo que estaban provocando y intentaba creer que hubiesen detenido sus actos, aunque en realidad no tenía demasiadas esperanzas en ello, la naturaleza humana era egoísta y desconsiderada, creyéndose superior a cualquier otra especie de este basto mundo.
Los edificios enruinados y caídos componían una obra de especial y gran belleza que, como siempre que Soul vagaba por ahi, admirada lentamente casi con delicadeza